viernes, 14 de abril de 2017

Luis Eduardo Aute - 2012 - El niño que miraba el mar


Luis Eduardo Aute - 2012 - El niño que miraba el mar

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En El niño que miraba el mar, con la coherencia personal a la que nos tiene acostumbrados, Luis Eduardo se reafirma en tres de las coordenadas esenciales sobre las que se fundamenta toda su obra cantada.

En primer lugar su poÉtica reflexiva que supone y ofrece —como resultado— la elaboración de un pensamiento profundo, autocrítico, hermosamente humano y a la vez trascendente y trascendental, y siempre apasionante; poÉtica reflexiva que en esta ocasión es a la vez, introspectiva...; Aute se mira a si mismo en aquella Manila, lejana en el tiempo, de la que le dejó huella su padre a través de la fotografía que ilustra la cubierta del disco.

«Cada vez que veo esa fotografía
que huye del cliché del álbum familiar
miro a ese niño que hace de vigía
oteando más allá del fin del mar.
Aún resuena en su cabeza el bombardeo
de una guerra de dragones sin cuartel
su mirada queda oculta pero veo
lo que ven sus ojos porque yo soy él.

Y daría lo vivido
por sentarme a su costado
para verme en su futuro
desde todo mi pasado
y mirándole a los ojos
preguntarle, ensimismado
si descubre a su verdugo
en mis ojos reflejado
mientras él me ve mirar
a ese niño que miraba el mar.

Ese niño ajeno al paso de las horas
y que está poniendo en marcha su reloj
no es consciente de que incuba el mar de aurora,
ese mal del animal que ya soy yo.
Frente a él oscuras horas de naufragios
acumulan tumbas junto al malecón
y sospecha que ese mar es un presagio
de que al otro lado espera un Dragón».
(“El niño que miraba el mar”).

En segundo lugar, Luis Eduardo Aute, en su nuevo disco, reafirma sus posiciones críticas y de denuncia hacia un mundo y una realidad que no le gustan por la inhumanidad e injusticia que generan y destilan. Posicionamiento crítico que en esta ocasión gira, fundamentalmente, sobre la estupidez, la necedad y la perversidad del "sistema político, social y económico" en que vivimos; realidades que, en definitiva, desembocan en una afirmación clara, directa y radical: Feo mundo feo.

¡Que mundo el que nos cae encima
qué feo, feo, feo mundo!..
Ya no por injusto, mercenario y criminal,
que así ha sido siempre desde que existe la Historia,
ni por cínico, perverso, gangster y amoral
porque de eso hay mucho en las poltronas de la Gloria.
Sino porque ya se ha hecho con todo el Poder
esa casta que idolatra al dios de la horterada,
que en su duda ante el dilema de ser o no ser
sueña con ser el caudillo de la Gran Bancada...
Y lo más infame es que, cambiando de collar
quieren convencernos de que son distintos perros,
y así privatizan el derecho a respirar
por llevarse todo el pan y el oro del Becerro...».
(“Feo mundo inmundo”).

Y en tercer lugar, Eduardo, como siempre, despliega la necesidad y la experiencia del amor; del amor que es "señal de vida" —"latido a latido"—...; y que en esta ocasión, desde la perspectiva de la madurez, adquiere una exquisitas dimensiones de ternura y de sensibilidad.

«Estando ya más que dispuesto a conformarme
a tantos días que no ven amanecer,
me disponía a darle crédito al desarme
sabiendo que no había nada que perder.
Pero, de pronto, dio lugar lo inesperado,
un dulce asalto secuestró mi rendición.
Apareciste como un potro desbocado
y me pusiste a galopar el corazón».
(“Señales de vida”).

«Porque te amé hasta las cenizas
de un fuego que aventamos juntos
y se resiste y aún atiza
desde sus cirios de difuntos,
porque vivirte fue un impulso
que vomitaron los volcanes
porque su lava, ya sin pulso,
aún nos baña en alquitranes...
Amiga mía, yo te pido,
en esta quema a la deriva,
tu corazón más encendido
para que el soplo nos reviva latido a latido».
(“Latido a latido”).

Latido a latido...; canción que me trae a la memoria aquella otra que Luis Eduardo nos ofreció en 1984 —imposible olvidarla: «Ay, amor mío, / qué terriblemente absurdo / es estar vivo /sin el alma de tu cuerpo, / sin tu latido»... ¡Gracias Eduardo!, gracias por tus canciones, por tu sensibilidad, por tu coherencia, por tu madurez y por tus latidos...  ¡Sencillamente gracias!
Temas

01. El Niño Que Miraba El Mar
02. Un Ser Humano
03. Cera Perdida
04. Las Musas
05. Feo Mundo Inmundo
06. Que Necesidad!
07. Señales De Vida
08. No Hay Manera
09. Latido A Latido
10. El Basilisco
11. Un Verso Suelto
12. La Ley De Galilei

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mil Gracias Garabito...!!
Cariños

Garabito dijo...

Con gusto!