Varios - 2001 - Homenaje a Noel Nicola (3er aniversario A Guitarra Limpia)
Concierto Homenaje a Noel Nicola en el tercer aniversario del espacio A guitarra limpia. Sábado 24 de noviembre del 2001.
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Cuando el Centro Pablo, como lo llaman en confianza sus amigos, comenzó sus encuentros "A guitarra limpia" hace hoy tres aniversarios, no sólo revivió una hermosa tradición de la trova, sino que continuó una vieja complicidad de Víctor Casaus con la canción a guitarrazos, la que generalmente se considera la forma más genuina de trovar (y que muchos trovadores y seguidores dirían que la única). Esa complicidad de Víctor se remonta a aquel recital de poesía y canciones donde jóvenes poetas de "El Caimán Barbudo", y un trovador desconocido que aún no se sabía tal, se enfrentaran al público en Bellas Artes. Luego siguió un largo camino de trova y poesía, del cual ya se ha hablado, aunque nunca lo bastante, y que para mí personalmente tiene importancia porque en 1967 conozco personalmente a aquellos jóvenes poetas en la Universidad de La Habana y en 1968 ellos me introducen, con los recitales en la Escuela de Letras, al trío de trovadores fundadores: Silvio, Pablo y Noel. A Pablo lo conocía desde antes, de trajines cuarteteros mutuos, pero no en su nueva condición. A Silvio y Noel los descubrí por entero y fundamos desde entonces una larga amistad que ha sobrevivido a los años y hemos sometido a prueba con pesadeces mutuas (o incomprensiones o testarudez, para decirlo eufemísticamente), pero que se ha mantenido porque seguimos creyendo en lo mismo que fundó nuestra amistad: las canciones, la poesía y para qué sirven.
De los tres he escrito, y hoy lo hago una vez más de Noel, porque este 3er. Aniversario de "A guitarra limpia" que se dedica a Nicola con toda justicia, nos convoca a homenajear a uno de los más genuinos de la Nueva Trova, a uno que permaneció intransigente a través del tiempo, fiel a los principios que se trazó como creador y como ser humano, inseparables unos de los otros, acumulando una obra envidiable y ocultando tras un rostro a veces hosco, como si saboreara vinagre, una sensibilidad que él cree lo hace vulnerable y que pretende tozudamente esconder.
De esa fidelidad a los principios y de esa hosquedad, sirva como prueba una anécdota que aparece en un hermoso libro inédito acerca de Silvio Rodríguez, Por quién merece amor, de Guillermo y Ernesto Alemán.
Al ser Mientras tanto eliminado de la pantalla (y de la preocupación de los burócratas), se pretendió hacer otro programa musical de jóvenes figuras. Llamaron a Noel, que aún no conocía a Silvio. Después de dos presentaciones el director del programa lo invitó a un tercero y le confesó lo que quería: "formar una figura para desaparecer la figura de Silvio Rodríguez". Noel, imagino que con suave expresión y dulces palabras, le recomendó lo que podía hacer con la torre del canal 6, el programa y probablemente con algún familiar querido. También imagino que sin la ayuda de lubricante. "No hice más televisión tampoco", cuenta Noel, "en unos sepetecientos años". Ni falta que le hacía. Ni a el ni a otros que como él se impusieron en contra de los medios, salvo las apariciones en TV Universitaria, de poco alcance y frecuencia, pero que salvó la honrilla de los medios masivos, como diría un cronista deportivo.
Ese Noel sigue igual, con el mismo talento e intransigencia que demuestra nuevamente que su inclusión entre los imprescindibles de la Nueva Trova no es solamente cuestión de fechas, sino que con su continua creación durante más de treinta años nos lega una obra indispensable en la cancionística cubana.
Noel nos deja en sus canciones de todas las épocas una poesía muy personal, a veces airada, irónica o tierna, pero siempre despojada de retórica, con una palabra limpia y sugerente, totalmente liberada de prejuicios Algunas de ellas, a pesar de la fecha de composición, como las escritas ya hace varios años por otros trovadores, perduran no sólo como hitos, sino por su permanencia y su presencia real. Ahí están aún vigentes Para vivir y Yolanda, de Pablo Milanés; Pequeña serenata diurna y Óleo de mujer con sombrero, de Silvio Rodríguez; Para una imaginaria María del Carmen y Es más, te perdono, del propio Noel; la Canción de los Comités de Defensa, de Eduardo Ramos o Créeme, de Vicente Feliú, por sólo mencionar algunas.
Su último disco, Entre otros, que es una muestra más de fidelidad y de continuidad de su obra, reúne en torno a Noel a un grupo de amigos entrañables, tanto trovadores como guitarristas, que es como un avance de lo que hoy sucederá aquí, donde varios amigos cantarán canciones de Nicola.
Quisiera terminar citando el párrafo final de las notas al penúltimo disco de Noel, Dame mi voz, que escribí a petición suya, y que rompió su silencio de varios años. Creo que esas palabras son válidas para toda su obra y que demuestran que más de treinta años de canciones, entregas, sinsabores, incomprensiones, recompensas, amores y amistades han hecho más sólido al joven que conocí allá por 1968 y a quien sigo admirando, más allá de sus 50, como creador y ser humano.
"El resultado de Dame mi voz es no solamente un regalo que nos hace Noel Nicola, es también una celebración para la música, un rescate largamente esperado de alguien que nunca debió haber dejado de cantarnos. Afortunadamente, a pesar del tiempo de silencio, el trovador que es Noel no ha podido dejar su guitarra: limpia, sin amarras, bien".
Germán Piniella
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15. Es más, te perdono (Entre todos los trovadores)
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