martes, 17 de febrero de 2015

Juan Formell y Los Van Van - 2005 - Chapeando

Juan Formell y Los Van Van - 2005 - Chapeando

Chapeando con el tren de la sabrosura

Guille Vilar • La Habana


Se le extrañaba mucho. Para el cubano, resulta demasiado tiempo cuatro años sin un nuevo disco de Los Van Van. Al fin, para diciembre ya estaba en la calle Chapeando (Sello Unicornio de Producciones Abdala), propuesta discográfica que casualmente viene cortando de raíz todas aquellas especulaciones en torno a que la orquesta se encuentra en crisis, no obstante las incontables muestras de la dimensión épica de semejante leyenda durante más de tres décadas. Y no se trata de creer ciegamente en el  mito por el mito porque todos sabemos que si el hálito de grandeza que la envuelve no fuera auténtico, todo se reduce a una efímera burbuja que no soportaría ningún  tipo de alabanza.

Juan Formell —quien por sus continuos logros al frente de Los Van Van bien se le pudiera denominar El Alquimista, se desempeña a fondo en su función de Director General para la realización en su conjunto de esta magnífica obra  de arte tanto desde el diseño de la envoltura hasta la música misma. Para alcanzarlo, Formell se hace acompañar de personalidades de las Artes Visuales cubanas como es el caso del exquisito fotógrafo Ángel Alderete y de parte de lo mejor de la plástica contemporánea como Ernesto “Rancaño” Mateo, Alexis “Kacho” Leyva, Roberto Fabelo, Eduardo “Choco” Roca, Manuel Mendive, Michel Mirabal, Zaida del Río y Guido Asenjo, rigurosa  relación de pintores quienes con sus excelentes piezas, prestigian el merecido soporte en donde aparecen recogidas.

Por si fuera poco, las notas del disco están a cargo de Miguel Barnet, Premio Nacional de Literatura y de un erudito investigador de nuestro folclor como Rogelio Martínez Furé, para coincidir ambos en que entidades como Los Van Van se caracterizan por ser de las que abren los nuevos caminos en la música contemporánea.

De alguna manera, tales aseveraciones explican la analogía establecida con Los Beatles cuando escuché Chapeando por primera vez. Es la misma atmósfera refrescante, de cristalina transparencia, sensación que te atrapaba  al contactar con esa magia impregnada a cada nuevo disco del famoso cuarteto de Liverpool llegado a mis manos. Si la medida del talento de estos músicos, expresada en todo lo que de creatividad y de renovación aportaron a su obra, les permitía hacer lo mismo un disco Revolver (1966) radicalmente distinto a su antecesor Rubber Soul (1965) así como concebir un Sgt.Pepper’s (1967), fonograma a su vez diferente a los dos trabajos anteriores, pero sin extraviarse el sello Beatle, entonces para el disco Chapeando, valoramos pautas similares a favor de la audacia por lo inesperado en medio de conocidas resonancias.

En tal sentido, nos embarga un profundo regocijo al constatar cómo el maestro Formell conserva intacta la fórmula del sello Van Van, sonoridad que contiene en sí misma la capacidad de cambiar sin alterar su esencia. Chapeando representa un formidable eslabón en la cadena de éxitos de Los Van Van al alcanzar una posición cimera entre los trabajos discográficos de las restantes orquestas de música popular bailable del país, a pesar de los cambios entre sus integrantes que han tenido lugar en los últimos tiempos. Como el propio Formell expone en sus palabras al disco, “Van Van, en sus 35 años de existencia, por distintas razones, se fue quedando poco a poco sin sus fundadores y fue así que el camino viejo se fue cerrando aunque los nuevos caminantes fueran tan buenos o mejores que los anteriores, pero no sabían cuál era el camino por donde tenían que caminar”. Si los nombres de Pedro Calvo, César “Pupy” Pedroso y el de José Luis “Changuito” Quintana, están inscritos con letras doradas en mayúsculas al cubrir una etapa imprescindible en la historia de Los Van Van, Formell como Alquimista infalible, guarda celosamente el secreto de su capacidad para transformar a quienes caigan en sus manos, como les ha sucedido paulatinamente a Mario “Mayito” Rivera, Roberto “Guayacán” Hernández, Yenisel “Jenny” Valdés y Abdel “Lele” Rasalps, sus actuales cantantes.

En realidad,  todo comienza desde el momento en que el Maestro observa nuestro actual entorno musical y le echa el ojo a alguien. Se da por contado que sabe lo que está haciendo. No hay confusión. Cuando procedente del grupo Moncada, Mayito que se desempeñaba como bajista, al integrar la orquesta, nadie se podía imaginar por aquel entonces que él llegaría a ser uno de los puntales de Los Van Van por sus agallas para moverse con la mayor expresividad en la modalidad del canto que interprete. Otro tanto pasó con Robertón quien por su trabajo como uno de los vocalistas de Pachito Alonso y sus Kini Kini, confieso que no me parecía adecuado para la imagen de Los Van Van. El Maestro, se ha encargado de demostrarnos que Robertón es algo así como “el peso completo” de la orquesta, con una potencia de voz para el son similar a la energía desplegada en el rock por los cantantes del heavy metal,  condición que fusionada con el aire propio de Los Van Van, se convierte  en una mezcla sumamente volátil, verdaderamente inflamable…

Por su parte, a Jenny se le conocía como cantante de N.G. La Banda, la orquesta de José Luis Cortez. En este caso, la presencia de una voz femenina significaba para muchos la transgresión de los límites aceptables en la lógica evolución de la orquesta. Por suerte, en esta ocasión aposté por Jenny, al expresar en una conferencia de prensa, que si durante tantos años se ha confiado en el talento de Formell para escoger a sus vocalistas, ahora no se tenía ningún argumento para creer que tal selección era un  absurdo. Si ya en grabaciones anteriores como “Mi mimi” y “Vive” —en esta última a dúo con Mayito, había mostrado sus condiciones,  en Chapeando, el Maestro nos presenta una intérprete sencillamente extraordinaria con un profesional dominio de sus posibilidades vocales que les permiten llegar hasta donde ella quiera. Y no por último,  menos representativo de la impresionante línea frontal de Los Van Van, proveniente de la orquesta Revé, Lele tiene el compromiso de ser el hijo del otro Lele —quien fuera un memorable cantante de la orquesta en sus primeros tiempos, herencia que ha sabido honrar con una voz matizada por el swing que le imprime a su canto.

Así, curiosamente como también sucedió con Los Beatles, Formell cuenta esa riqueza de la multiplicidad de matices que le permite el empleo de cuatro voces solistas, empastadas coherentemente al espectacular soporte instrumental de la orquesta. Estoy hablando de un tren arrollador, indetenible, movido por la euforia del cubano con Los Van Van.  No hay otra imagen mejor para explicar qué ocurre cuando suena esta orquesta. En nuestra profesión como crítico he abordado tanto las distintas tendencias  del rock y del jazz como de la canción trovadoresca e incluso hasta intérpretes de la llamada música culta. Pero cuando se escucha la música de esta orquesta, no hay rock, ni sinfonías y ni vanguardias que nos impidan el pleno disfrute del espíritu con esta singular experiencia.

De las doce piezas que conforman Chapeando, resulta muy difícil encontrar alguna “que no nos mueva el esqueleto”. Si comenzamos por las que canta Robertón, a él le corresponde abrir con la pieza que da título al disco, como para avisar por donde viene la candela, tendencia reafirmada en “Por qué no te enamoras” y en “La buena”, donde tiene a su cargo la improvisación además de advertirnos de la infinita gozadera con el tren en el montuno de “Ven, ven, ven”, obra de Roberto Carlos Rodríguez y Jorge Díaz, ya todo un clásico de la orquesta. Afirmar que Van Van es la  dueña de los montunos en el son actual, es un hecho. En Chapeando sobran los ejemplos. Está el caso de “Después de todo” y “Nada”, soberbios temas de Formell, donde Jenny aborda el montuno con esa equilibrada mezcla de elegancia y sabrosura criolla que marca el maestro. Es más, en “Nada” se coquetea con el  rap, pero de un modo tan cubano,  que la referencia original del género nos llega absolutamente diluida entre nuestras fronteras. Y hablando de influencias, la exclusiva presentación de Diego “El Cigala” en la pieza “Te recordaremos”, es parte de lo inesperado que se agradece  mucho en Chapeando, al acercarnos lo flamenco en un ambiente vanvanero.

En cuanto a Lele con “Anda  ven y quiéreme”, se comprueba que “está ahí pa’ cantar como va”, al andar el trillo abierto por Formell, huella en que al cubano reconocerse, cuando menos no puede contener el movimiento regular del pie al marcar el ritmo como también lo consigue en la divertida “Corazón”, una composición  de Samuel Formell, el poderoso percusionista que aporta en buena medida la vitalidad de la orquesta.

Finalmente, el estelar Mayito quien tiene a su cargo la interpretación de las carismáticas e innovadoras piezas  “No pidas más presta’o” y “Agua”, es el seleccionado por Formell para que prácticamente cierre este disco en cuestión y lo hace con un tema del propio Formell titulado “El Montuno”. En esta especie de arte poética de Los Van Van, Mayito al improvisar, agradece emocionado al maestro en nombre de los restantes músicos, ser parte de esta gran obra suya que son Los Van Van, sentimiento que trasciende a los miembros de la orquesta, al poder sentirse igualmente agradecido cualquier ciudadano de este planeta por disfrutar de tanta buena música en Chapeando, pero muy especialmente nosotros, los cubanos que tenemos en Los Van Van un símbolo de nuestra identidad  como nación, cuyo principal promotor se encuentra maravillosamente activo y creativo entre su pueblo, ese que lo aclama, admira y respeta.
Temas

01. Chapeando
02. Corazón
03. Después De Todo
04. No Pidas Mas Presta'o
05. Por Que No Te Enamoras
06. Te Recordaremos
07. Anda Ven Y Quiéreme
08. Nada
09. La Buena
10. Agua
11. Ven, Ven, Ven
12. El Montuno
13. Chapeando (repris)

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